"El camino de la inflación reprimida termina en el caos y la paralización"
Wilhelm Röpke (1899-1966. Sociólogo y Economista alemán)
Alemania sabe tanto de tragedias que bien puede entender las ajenas. Un pueblo que ha sufrido en carne propia la tiranía, la destrucción y la desesperanza no puede ser insensible ante quien las padece. Por ello la Nueva Alemania de la Unión Europea fue para muchos europeos, en particular aquellos que vivimos durante décadas padeciendo males parecidos, era el símbolo de la esperanza, el respeto y la solidaridad.
Un pueblo que desesperado por la deuda impuesta se sumió en la crisis y el paroxismo no puede olvidar a lo que lleva el egoísmo y la insolidaridad del resto de los europeos.
En la crisis de los años 20, Alemania, la peor parada, debía desembolsar la cantidad de 6.000 millones de libras en concepto reparaciones de guerra que se le impusieron en el Tratado de Versalles. Su economía no estaba preparada para semejante esfuerzo y no pudo afrontar los pagos . El Marco, perdió gran parte de su valor, se devaluó estrepitosamente y provocó una desbocada hiper-inflación que disparó los precios, desencadenando altos niveles de desempleo.
La difícil solución del problema obligó a modificar las condiciones de Versalles. Es lo que hizo el llamado Plan Dawes seguido del Plan Young: rebajar las cantidades que estaba obligada a liquidar Alemania (finalmente condonadas en la Conferencia de Lausanade 1932). Cuando se acabo con las indemnizaciones, Alemania había satisfecho el equivalente a una cuarta parte de lo acordado en Tratado de Versalles. Pero el daño estaba hecho; ya emergía el Leviatán.
Es por ello que de nuevo Alemania se enfrenta al "año cero". Apostar por una Europa Unida, democraticamente avanzada y defensora de la economía social de mercado es lo que muchos esperamos del pueblo alemán.
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