A Diestras y a Siniestras: Algo está podrido en el estado de Dinamarca

"En las cosas humanas hay una marea que si se toma a tiempo conduce a la fortuna; para quien la deja pasar, el viaje de la vida se pierde en bajíos y desdichas."

William Shakespeare. (Julio Cesar, acto IV, escena III)

El mar es grande,muy grande y el ser humano es pequeño. Es por eso que para explorar esa solitaria inmensidad el hombre necesite la compañía de los otros. Ni por camaradería ni por egoísmo, por necesidad.

Los griegos, los portugueses , los españoles y muchos otros muchos europeos fuimos conscientes de ello cuando nos embarcamos en el bajel de Europa. Muchos habíamos sufrido la tiranía como náufragos en la tempestad, sin ayuda a la vista. Habíamos cruzado mares y tierras en la soledad del olvidado.

Al fin a bordo limpiamos sentinas, desplegamos velas, baldeamos cubiertas. Sabíamos que había que cumplir las normas de la marinería y las cumplimos. Sabíamos que el rumbo era hacia un sereno puerto donde la democracia y la solidaridad reinaba. Aunque la travesía fuese dura el destino era prometedor: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Pero traspasado el punto de no retorno,donde comenzaban los océanos de la " Terra Incognita ". Cuando estalla la catástrofe. La oficialidad abandona la nave, se embarca en los botes de salvamento, transborda a parte de la tripulación y al pasaje en una balsa hecha con los restos del naufragio y los deja encarando su suerte.

Como aquellos que abandonaron a los náufragos al hambre, la desesperación y la muerte también hay países dentro de Europa que en ello fían su salvación.

No fuimos nosotros quienes construimos la nave, ni quienes disfrutaron de la brisa cuando la travesía era veloz y serena. Tampoco fuimos quienes capitaneamos la nave cuando encallo en los bajíos. Fueron ellos.

Pero la balsa de la Medusa al fin encontró la marea que les condujo a la salvación. Solo 15 fueron los supervivientes. El oprobio y la vergüenza se cernio sobre los que les abandonaron a su suerte.